4 may 2011

Fernando Regueras Grande (Coord.) - Más es menos. Construir en barro. Una arquitectura de futuro. Actas de las IV Jornadas de Estudios [2009]


Fernando Regueras Grande (Coord.): "Más es menos". Construir en barro. Una arquitectura de futuro. Actas de las IV Jornadas de Estudios. 208 pp. 24X17. Rústica. 2009. ISBN: 978-84-936651-4-2.

ÍNDICE

Fernando Regueras: "'Más es menos'. Construir en barro. Una arquitectura de futuro".

PRIMERA SECCIÓN

José Luis Alonso Ponga: "Construir en tierra: Anotaciones desde la antropología cultural".
Juana Font Arrellano: "Tres familias constructivas: Muros tejidos, adobes y tapias de tierra".

SEGUNDA SECCIÓN

María Brown Birabién: "(Sis)temas actuales de construcción con tierra".
Eloy Algorri García: "La construcción con tierra en el código técnico de la edificación".

TERCERA SECCIÓN

Miguel Rocha: "El centro da terra. Actuaciones en la arquitectura de tierra en Portugal".
Manuel Domínguez Alonso: "Inter-acción y la Fundación Navapalos (Soria). Casi un cuarto de siglo a favor del desarrollo rural sostenible".
Francisco Valbuena García y Jorge Silva Uribarri: "Diez viviendas bioclimáticas. Amayuelas de Abajo (Palencia)".
Jaime de Hoz Onrubia, Luis Maldonado Ramos y Fernando Vela Cossío: "Arquitectura y construcción con tierra. La experiencia del CIAT de Boceguillas (Segovia)".
María Brown Birabién: "Adobe participativo y equipamiento comunitario en Tierra de Campos".

CUARTA SECCIÓN

Luis Salazar Rabasa: "Un ejemplo de autopromoción de una vivienda de tierra en Urueña (Valladolid)".

INTRODUCCIÓN

“Más es menos”, revés, en otras claves históricas, edilicias y medioambientales –que no reacción– al viejo lema de la modernidad arquitectónica (“Less is more”, Mies Van der Rohe), recoge el programa de diez conferencias habido en la sede de Caja España de Benavente, entre el 5 y el 9 de noviembre
de 2007, bajo patrocinio del Ayuntamiento de la villa, Caja España y el Parador Nacional de Turismo “Fernando II”. Se celebraron durante esta semana las IV Jornadas de Estudios que desde hace años viene desarrollando el C.E.B. “Ledo del Pozo”: Construir en barro. Una arquitectura de futuro, que reunió a Santropólogos, historiadores, arquitectos y promotores y a un público, si no excesivamente
numeroso, como acostumbra, sí más participativo de lo habitual.
Acompañó a las charlas una pequeña exposición fotográfica (Arquitectura del Barro, Salón de exposiciones de Caja España, 25 de octubre a 18 de noviembre) con materiales y texto de Juana Font, a los que añadir algunas imágenes de la tierra de nuestro compañero Emiliano Pérez Mencía. 
El desarrollo de las intervenciones, que en este libro de Actas se refle­jan, se articuló en tres áreas. 
José Luis Alonso Ponga y Juana Font Arellano, centraron en primer lugar la cuestión desde un punto de vista antropológico-cultural y técnico, siempre en una perspectiva histórica.
José Luis Alonso Ponga, profesor titular de Antropología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, ha dirigido varios Proyectos de Investigación, coordinador y comisario de exposiciones de su especialidad, es autor de un nutrido grupo de catálogos y libros sobre reli­giosidad y tecnología popular, entre los que destacamos, afín a nuestro propósito, La arquitectura del barro, Junta de Castilla y León 1986, que ya va por la 3ª edición, a la que ha dedicado varios artículos y ponencias en Congresos. 
El profesor Ponga disertó (Construir en tierra: anotaciones desde la An­tropología Cultural) sobre algunas claves y cuestionamientos metodológi­cos de lo que puede (y debe) entenderse por construir en tierra desde la perspectiva de la antropología cultural. 
Juana Font Arellano es historiadora del Arte y especialista en la cons­trucción en tierra, profesora habitual de Master de Restauración en varias universidades españolas y asidua colaboradora de toda clase de activida­des y textos relacionados con la recuperación y construcción en tierra en Navapalos, Amayuelas, Aveiro, Montpellier, etc. Miembro de distintos gru­pos y asociaciones españolas e internacionales (Red iberoamericana Prote­rra, de la internacional Unesco-Craterre, de la española ESTEPA, etc). Fi­gura clave, pues, y animadora de empeño de buena parte de las iniciativas que se llevan a cabo en el país relacionados con la arquitectura de tierra, gracias a sus buenos oficios e interés han podido celebrarse estas IV Jorna­das de Benavente. En nombre del C. E. B. “Ledo del Pozo” quiero dejar aquí constancia de nuestra gratitud y reconocimiento. 
Juana se refirió pródigamente a las técnicas más habituales de cons­trucción en tierra cruda (Tres familias constructivas: muros tejidos, adobes y tapias de tierra), no sin antes realizar unas elocuentes evocaciones sobre los estrechísimos vínculos del hombre y la tierra -hoy castigada sin límite por modelos suicidas de crecimiento-, desde los mitos primigenios al em­bellecimiento de su cuerpo, del cuidado de su salud a la realización de sus viviendas y espacios sagrados, trazando además un amplio panorama so­bre la universalidad espacio temporal de las construcciones en tierra. 
En segundo término, María Brown y Eloy Algorri trataron dos aspectos claves si realmente consideramos la capacidad de “Construir en tierra, [como] una arquitectura de futuro”, según reza el título de estas Jornadas: su sostenibilidad y su “perversa” situación legal. 
María Brown Birabén es arquitecta argentina con formación complemen­taria en varios países orientada hacia las energías renovables, la sostenibilidad y la cooperación al desarrollo (local), siempre con un gran componente peda­gógico; actualmente reside en Sevilla y participa activamente en congresos nacionales e internacionales de su especialidad; socia fundadora de ESTEPA( Estudios sobre Tierra, Energía, Patrimonio y Ambiente) que se desarolla en Tierra de Campos con talleres estivales para jóvenes españoles y extranjeros. 
Su ponencia versó sobre (Sis)temas actuales de construcción con tierra, un riguroso alegato a favor de esta arquitectura, tan sabia como elemental, más allá de la evocación folclórica o de la pura reflexión histórica. Por decir­lo con sus palabras: su sostenibilidad energética es capaz de “autogestio­nar” su comportamiento térmico generando una auténtica arquitectura bio­climática. En una época de urgencias energéticas como la que vivimos, es preciso, recuerda María Brown, cuestionarnos el uso de máquinas sobredi­mensionadas para paliar nuestro olvido sobre como funciona un espacio bien construido en un clima determinado. 
Eloy Algorri García es arquitecto urbanista, asiduo conferenciante en temas de restauración y arquitectura de tierra, ha impartido clases sobre conservación, restauración y rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico en distintas universidades españolas; participado en levantamientos topo­gráficos de excavaciones en España (León), Turquía y Egipto; y proyectado numerosas restauraciones monumentales, de iglesias y palacios en la región leonesa, especialmente el de Toral de los Guzmanes (sobre el que ha inter­venido durante más de doce años), Plan Director del monasterio de San Pe­dro de Montes, o rehabilitación de la Carcel Vieja de Ponferrada para adap­tarla a “Museo Histórico del Bierzo” etc., sin olvidar actuaciones sobre ar­quitectura doméstica y funcional leonesa: casas, hórreos, bodegas, apriscos, pajares, hornos o ermitas. 
En su conferencia, Algorri puso el dedo en la llaga -con ironía y fi no humor que quita hierro a la aridez normativa de su intervención- sobre las contradicciones e incoherencias de nuestras Administraciones públicas. Apuestan por los recursos vernáculos como garantía patrimonial del turismo interior y la fijación de la población rural y, sin embargo, no reconocen la viabilidad del hábitat tradicional en tierra, entorpecen las rehabilitaciones de construcciones históricas y convierten en auténtica gesta la promoción de una vivienda de nueva planta en adobe y tapia de tierra. 
Vistos los hitos antropológicos, históricos, técnicos y legales sobre los que se fundamenta la arquitectura en barrro, el tercer bloque de interven­ciones se orientó hacia las experiencias actuales, bien en Portugal, bien -y fueron, naturalmente, el grueso de las charlas- en la comunidad autónoma de Castilla y León. 
Sobre el caso portugués nos acompañó Miguel Rocha, arquitecto que desarrolla su actividad a ambos lado de la Raya y es uno de los animadores del Centro da Terra. Profesor y coordinador infatigable de cursos y talleres de técnicas de construcción con tierra, técnico de Patrimonio en la UPD del grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España y autor de varios libros y más de 20 ponencias sobre nuestro tema. En la actualidad es Coor­dinador de Obras en el proyecto-piloto “Patrimonio crea empleo”, con inter­vención en el entorno de la Alcazaba de Reina y la ciudad romana de de Regina, en la comarca de Llerena. 
Su intervención (El Centro da Terra. Actuaciones en la arquitectura de tierra en Portugal) se orientó hacia tres direcciones: la recuperación reciente, en primer lugar, de este tipo de arquitectura en Portugal, en 1984 (como res­tauración arqueológica) y sólo desde 1993 como construcciones en tierra; una actualidad prometedora, en segundo término, con frecuentes proyectos, empresas especializadas (una de las cuales construye la piscina municipal de Toro), producción industrial de materiales, implicación de Universidades, seminarios y reuniones periódicas, publicaciones … aunque, como en Espa­ña, se carece de una normativa legal, que debe sortearse con ciertos “tru­cos” jurídicos; por fi n El Centro da Terra, asociación que aúna y cataliza to­das las iniciativas, con los objetivos de estudiar, documentar y difundir la construcción en tierra en Portugal. 
Las experiencias en Castilla y León se cifraron en cuatro casos signifi ca­tivos, desde el pionero de Inter-acción en Navapalos (Soria), CIFAES de Ama­yuelas (Palencia), CIAT de Bodeguillas (Segovia), al más reciente de ESTEPA, que desarrolla su actividad itinerante sobre todo en Tierra de Campos. 
A) Navapalos, pueblo abandonado en la deprimida comarca del Burgo de Osma, donde la despoblación agudizaba el deterioro social, cultural y del patrimonio arquitectónico y mediambiental, fue el revulsivo que impulsó a un arquitecto alemán, Erhard Rohmer, y una funcionaria soriana, Ana Vera, a la creación de Inter-acción “Amigos de la Arquitectura Autóctona y de las tradiciones populares de España” (1984) cuyo fin ha consistido en: 
-recuperar ese patrimonio con técnicas y materiales antiguos unidos a tecnologías innovadoras 
-poner freno a su destrucción y propiciar el reasentamiento de pobla­ción una vez las edificaciones fueran las habituales 
-convertir el pueblo en un centro de investigación donde la arquitectura bioclimática, los materiales ecológicos, la formación, el ecocentro, el teletra­bajo, etc., hagan del mismo un lugar atractivo y de cooperación internacio­nal en estos campos. 
Para hablarnos de ello contamos con Manuel Domínguez Alonso, Vice­presidente de la Fundación Navapalos y Director de Cursos de Arquitectu­ra Bioclimática que allí se celebran. Físico, investigador del Instituto del Frío, C.S.I.C., y jefe del Departamento de Ingeniería, autor de numerosas publicaciones, patentes e informes técnicos sobre la materia, ha participado en continuos proyectos de investigación relacionados con las construccio­nes bioclimáticas y las energías renovables. 
Su ponencia: Inter-acción y la Fundación Navapalos (Soria), casi un cuarto de siglo a favor del Desarrollo Rural Sostenible, consistió en una vi­sión retrospectiva de las principales labores realizadas durante estos años por la ONGD Inter-Acción y la Fundación Navapalos, dentro y fuera de Es­paña. 
B) Las Amayuelas de Abajo, al N de Palencia, entre Villoldo y Amusco, ha sido otro de las eco-aldeas donde la gestión integral del territorio se ha convertido en un excelente marco para la formación y la creación de em­pleos verdes. 
Lugar semiabandonado, como tantos otros, su destino cambió con la aparición, a mediados de la década de los ochenta, de las denominadas Es­cuelas Campesinas, un colectivo empeñado en promover un modelo de edu­cación para el desarrollo rural. De sus distintas iniciativas surgió el proyecto 
C.I.F.A.E.S. ( Centro de Investigación y Formación en Actividades Económi­cas Sostenibles)-Universidad Rural Paulo Freire, cuyo propósito es crear un municipio ecológico y “recuperar la cultura campesina” manteniendo la ri­queza de la tierra, viviendo sin necesidad de consumir mucha energía y complementando formas de producción tradicionales y modernas. Todo ella para demostrar “con la práctica” que “en los núcleos rurales es posible se­guir viviendo, trabajando y generando riqueza siendo respetuosos con el medio ambiente”. 
La cosecha del esfuerzo, no exenta de dificultades, ha sido generosa: un albergue, una cocina industrial, un corral de aves autóctonas y otro de cor­dero biológico, dos bodegas, cultivos biológicos de cereales y leguminosas, un invernadero (1.500 metros cuadrados), 5.000 metros cuadrados de huerta biológica, una planta de compostaje de residuos orgánicos, un horno de pan integral, un filtro "verde" para los residuos del pueblo (que no dispone de depuradora), un taller de promoción del barro y el adobe como técnica cons­tructiva local, una panadería tradicional, Todas estas iniciativas han devuel­to la vida a Las Amayuelas, han mantenido la biodiversidad cultural en la zona, proporcionado empleos y rehabilitado edificios ruinosos. 
Entre los arquitectos colaboradores en este empeño, explicaron sus ex­periencias edilicias en Amayuelas Francisco Valbuena García y Jorge Silva Uribarri. Miembros de la ONGD Arquitectos Sin Fronteras de Castilla y León, desde su Centro para la Recuperación del Patrimonio Rural han estudiado la arquitectura en tierra desarrollando proyectos en el Departamento del Ama­zonas de Perú desde 1997, siendo autores además, junto con María Jesús González, de 10 viviendas bioclimáticas en nuestra localidad terracampina. 
Ubicación, tipología y materiales de las casas responden a una reinter­pretación de las construcciones tradicionales, que sirvieron de marco forma­tivo y profesional a un grupo de jóvenes de la comarca, utilizando siempre las energías alternativas como sistemas energéticos. Por otra parte, se rom­pió el esquema convencional del usuario ajeno a la producción de su espacio vital, convirtiéndose aquí en promotores, gestores y constructores directos de su propia vivienda. Aun así, fueron muchos los problemas, desde la ca­rencia de operarios especializados a la falta de industrialización de materia­les, que genera un encarecimiento de la obra, por no hablar de la total au­sencia de normativa legal y homologación del proceso constructivo y por tanto la inviabilidad de confiar la casa a cualquier aseguradora. 
C) Boceguillas es un pueblo segoviano situado en el ochavo más oriental (Bercimuel) de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, pueblo próspe­ro, muy lejos del desamparo terminal de Navapalos o Amayuelas. Aquí no se han planteado unas experiencias alternativas como en aquellos casos sino un acuerdo institucional entre el ayuntamiento de la localidad y la Universi­dad Politécnica de Madrid (1996) para la creación del CIAT (Centro de In­vestigaciones de Arquitectura Tradicional), cuya sede radica en la antigua Casa parroquial rehabilitada. Su objetivo ha sido el estudio, catalogación, protección y difusión de la arquitectura tradicional de la comarca NE de la provincia de Segovia y sus sistemas y técnicas constructivas con tierra, ma­dera y piedra. 
Las actividades que desarrolla el CIAT desde el 2001 consisten funda­mentalmente en la realización de cursos, seminarios y encuentros de profesio­nales, estudiantes y público interesado, además de la organización de campos de trabajo destinados a la experimentación y familiarización con los materiales y técnicas vernáculas por parte, sobre todo, de universitarios y, en particu­lar, alumnos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. 
Para ilustrarnos todos estos aspectos contamos con la presencia de sus tres principales animadores: Jaime de Hoz Onrubia, asesor científi co, Luís Maldonado Ramos y Fernando Vela Cossío, codirectores del CIAT, todos ellos coautores del Diccionario de construcción tradicional: tierra, San Se­bastián 2003. 
Jaime de Hoz es filólogo, especialista en Teoría, Historia, Legislación e Intervención por la Universidad Politécnica de Madrid y profesor de Historia de la Arquitectura y de Teoria e Historia de la Restauración en la Universidad Alfonso X el Sabio (Villanueva de la Cañada, Madrid). Su labor investigadora se desarrolla en el ámbito del patrimonio edificado, onomástica histórica, to­ponimia y antroponimia y en el análisis del léxico desde una perspectiva dia­crónica. 
Luis Maldonado Ramos, arquitecto y catedrático de la ETSAM, profesor de Técnicas de Intervención en edificios Históricos, es autor de múltiples proyectos y obras de arquitectura y restauración monumental; trabaja tam­bién asiduamente en temas relacionados con la arquitectura popular española, nuevas técnicas y rendimientos energéticos de construcciones en tie­rra. 
Fernando Vela Cossío, arqueólogo y especialista en el estudio de edifi ­cios históricos, de cronología principalmente medieval y moderna, es uno de los responsables del proyecto de investigación que se desarrolla en las rui­nas de San Miguel de Piura la Vieja, primera fundación castellana en Perú. Profesor de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo, de Técnicas de Res­tauración y de Historia de la Construcción Industrial en la ETSAM. 
Su intervención se ordenó en cuatro aspectos: Una presentación primero del CIAT, sus orígenes, propósitos y actividades; su marco de actuación, des­pués, en la comarca NE de Segovia, trazando la evolución histórica de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda desde la Repoblación y de la pro-pia villa de Boceguillas; en tercer lugar, un apartado sobre las características de la vivienda vernácula de la zona, para terminar con un capítulo dedicado a la actividad científica y de formación del Centro (cursos de verano, publica­ciones, colaboración internacional, etc.) y sus proyectos de futuro. 
D) ESTEPA (Estudios sobre Tierra, Energía, Patrimonio y Ambiente), recientísima asociación creada a principios del año 2007 cuyo espacio prio­ritario es Tierra de Campos y su voluntad la itinerancia allí donde encuentre el apoyo y la solidariedad de ayuntamientos para su proyecto de relación entre tierra cruda y patrimonio. 
ESTEPA promueve la revalorización de la tierra como material construc­tivo desde dos líneas de actuación: la intervención arquitectónica y la edu­cación y difusión de su papel desde el punto de vista energético y ambiental científico. Difusión que busca involucrar a toda la comunidad, especialmen­te a los jóvenes, sin olvidar una participación internacional. 
Hasta la fecha se han realizado dos Jornadas Internacionales de Adobe Participativo y Equipamiento Comunitario, el primero en agosto de 2007 en Santa Eufemia del Arroyo (Valladolid), y un año después en Paredes de Nava (Palencia), con la realización de adobes y un horno estepario, “rescatando del olvido este ingenio castellano que permitió a muchas generaciones hor­near sólo con barro, paja y ramaje residual”. Con dichas experiencias senci­llas y didácticas se trata de crear un “itinerario de redescubrimiento de la tierra” para toda la comunidad participante, local y forastera. 
Para abundar sobre estas iniciativas contamos, de nuevo, con la presen­cia de la fundadora y presidenta de la asociación, María Brown Birabén, que disertó sobre “Adobe Participativo y Equipamiento Comunitario en Tierra de Campos”. 
Vistos los proyectos y realidades que se vienen desenvolviendo en Por­tugal y Castilla, era ya momento de plasmar estas voluntades en un “caso práctico” de autopromoción de una casa de tierra en el municipio vallisole­tano de Urueña (2002). 
Se trata de un proyecto personal y familiar (Luis Salazar y Rosa Iglesias), con una gran carga sentimental –que le aleja de lo que podría llegar a ser un modelo estándar– pero cuyas claves objetivas: dirección técnica, materiales, trabas burocráticas y legales, son perfectamente extrapolables y evidencian las dificultades e incomprensiones que implica la promoción de la arquitec­tura vernácula en la propia tierra, desasistida además de cualquier asesora­miento, pauta constructiva o plan de seguimiento, por no hablar de la inexis­tencia absoluta de incentivos o facilidades fiscales, más bien al contrario. Contradicción más que flagrante en una villa como Urueña, uno de los re­clamos de la cultura tradicional en la región donde son muchos los que pre­dican y defienden la arquitectura autóctona, pero muy pocos los que cardan la lana. 
Para instruirnos de las venturas y desventuras de su vivienda en barro (“Un ejemplo de autopromoción de una vivienda de tierra”) estuvo con no­sotros Luís Salazar Rabasa, restaurador, especializado en material arqueoló­gico e inorgánicos, que ha trabajado para distintas administraciones, museos e instituciones privadas, centrándose en la actualidad en la conservación de la villa romana de Almenara-Puras (Valladolid). 
Y final 
Aún hoy más del 50% de la población mundial construye sus viviendas en barro, en distintas formas y con diferentes técnicas. 
Y así ha sido en nuestra tierra, donde lamentablemente se ha asociado a una imagen de miseria y emigración, lo que ha redundado en un desprecio colectivo al que no son ajenas las propias instituciones. Una imagen que, por poner un ejemplo entre mil, ya se registra en 1838 para las tierras de Benavente (Semanario Instructivo, nº 17, 22 de junio, pp. 66-67): “pueblos construidos en su mayor parte de tapias o de adobes que se desmoronan a la simple acción del sol y de las lluvias con la misma facilidad que se levantan”, situación de la que no se libra la propia capital del condado, lleno “de tantas casas y edificios de tierra, y tan pocos de ladrillo o de piedra, imagen de la incuria y la pobreza”, entramados de adobes y tapias, que son el alma cons­tructiva de las viejas viviendas, y todavía afloran en los habituales derribos que siguen caracterizando nuestro paisaje urbano. El mismo castillo famosí­simo de Benavente, tótem y ex libris de la villa era, como buena parte de las fortalezas tardomedievales, una construcción terrera a la que se reañadieron nuevas crujías pétreas, “jerarquía” de materiales que sirvió de coartada en su destrucción selectiva hasta dejarlo reducido al torreón de sillería del Ca­racol. 
Abundante, económico, plástico y reciclable, excelente regulador de las variaciones de temperatura y humedad, antisísmico y perfectamente inte­grado en el paisaje, mezclado con paja provee aislamiento acústico y térmi­co, absorbe olores y no es atacado por el fuego. Estas extraordinarias propie­dades del barro permiten disminuir notablemente el empleo de calefaccio­nes en invierno y acondicionadores de aire durante el verano. Los derribos de una casa de tierra no generan escombros que colmatan enseguida los vertederos municipales y su proceso constructivo emplea hasta el 60% me-nos de agua que la usada en un edificio de hormigón. 
Por eso desde una conciencia de desarrollo sostenible, “aquel que satis­face las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las po­sibilidades de las del futuro, para atender sus propias necesidades” (Princi­pio 3º de la Declaración de Río(1992), reflexionar sobre la arquitectura en tierra, más allá de su alto valor patrimonial y estético, tampoco es sólo un ejercicio de erudición etnográfica o de nostalgia retrospectiva, sino un com­promiso crítico y moral por la supervivencia de planeta.
Que el empeño de estas Jornadas no haya sido en vano.

FERNANDO REGUERAS GRANDE

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